¿PORQUÉ NO LE DECIMOS A DIOS LO QUE REALMENTE SENTIMOS, PORQUÉ NO SOMOS SINCEROS CON ÉL? ÉL QUIERE QUE DERRAMEMOS NUESTRO CORAZÓN EN ÉL.
Cuando me siento desilusionada, recurro a la Palabra de Dios. No sé qué lugar tiene, si es que ocupa alguno, la Palabra de Dios en tu vida; pero en la mía es el agua y el aire; es mi alma. Cuando me siento sola y a la deriva, abro sus páginas para encontrarme de nuevo. La Biblia no es una aplicación de Pinterest con pensamientos gratos y dichos motivacionales; al contrario, está llena de clamores sinceros y desconsolados de personas que amaban a Dios pero sentían el doloroso golpe de una puerta en el rostro.
El profeta Jeremías estaba cansado de esperar que Dios apareciera:
"¿Por qué mi dolor nunca termina? ¿Por qué mi herida es incurable, rebelde a toda curación? Te has vuelto para mí como el agua engañosa de un espejismo."
Jeremías 15:18
Su grito es claro. ¡Basta, Dios! Estoy agotado. ¿Cuándo vas a manifestarte?
En el libro de Rut nos encontramos con Noemí, que perdió a su esposo y sus dos hijos. Cuando regresó a su casa en Belén, era una mujer quebrantada. Estaba sufriendo un dolor desesperante y culpó a Dios por ello. Cuando se acercaba a su antiguo hogar, sus amigos la vieron llegar y corrieron a darle la bienvenida. Pero ella los detuvo en seco:
"Ya no me llamen Noemí —repuso ella—. Llámenme Mara, porque el Todopoderoso ha colmado mi vida de amargura.
«Me fui con las manos llenas, pero el SEÑOR me ha hecho volver sin nada.
¿Por qué me llaman Noemí si me ha afligido el SEÑOR, si me ha hecho desdichada el Todopoderoso?»"
Rut 1:20-21
La Palabra de Dios está llena de gritos sinceros, desesperados e inéditos de hombres y mujeres a través de los siglos que han sentido el rudo golpe de una puerta en sus caras. Ellos hacían las preguntas que todos plantearíamos si realmente fuéramos sinceros. ¿Por quées tan difícil para nosotras ser auténticamente sinceras con Dios?
Sheila Walsh.
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